Sola solita se fue la niña.
Sola muy sola sin alma amiga.
Sola.
Atravesó el túnel.
Sola abrió la puerta.
Sola cerró los ojos.
Ni un beso.
Ni un te quiero.
Ni una caricia.
Ni una lágrima de vida.
Sola alcanzó la eternidad.
Y todas las noches
Viene a cuidar
A su muñeca querida.
Tengo una muñeca...
Tengo una muñeca...
María Evangelina Cobo Zaballa
Castro-Urdiales (Cantabria)