Es/ el/ español/
La/ lengua/ de/ Cervantes/
¡Vamos/ a/ españolizar!/
En/ español/ pensó/
María/ de/ Zayas/
¡Vamos/ a/ españolizar!/
Quevedo/ amó/
La/ lengua/ española/
¡Vamos/ a / españolizar!/
Y/ en/ Nueva/ York/
Y/ en/ Singapur/
¡Vamos/ a / españolizar!/
En/ español/
Escribe/ Vargas/ Llosa/
¡Vamos/ a/ españolizar!/
En/ español/ también/
García/ Márquez/
¡Vamos/ a/ españolizar!/
Alfonsina/ amó/
La/ lengua/ española/
¡Vamos/ a/ españolizar!/
Y/
en/ Berlín /
Y/
en/ Senegal/
¡Todos/
a/ españolizar!/
Nadie
emigra si no es por pura necesidad. Nadie. Si, ya es difícil la vida en tu
propio entorno amparado por lazos de
sangre y coincidencias socioculturales… imaginaros
lo que puede suponer estar completamente solo a merced de los acontecimientos. Así,
o parecido reflexionaba, Juan, el maestro.
Juan
era gallego. Vivía en el barrio de Agua Fría, Sao Paulo. Fue nuestro profesor
particular de lengua portuguesa, en Brasil. Era moreno, delgaducho con pinta de
Tornasol. Afable y entrañable era su modo de transmitir el conocimiento al que
el llamaba mundano.
Cuando
mostrábamos cansancio o aburrimiento practicando ejercicios lingüísticos, en un
santiamén, cambiaba el chip y se ponía a cantar canciones de su tierra. Cuando
reanudaba el hilo de la clase solía decir ¡Ay la lengua! ¡Hay que cuidar la
lengua! Dos, mejor que una… y si tienes tres puedes ir a cualquier parte del
mundo y no te vas a quedar, así, como estáis vosotros que os están llamando, “grao
de bico”, y no sabéis que os están faltando… ¡Fijaros en mí! Español, nacido en la Coruña y viviendo, en Sao
Paulo.
Cuando
llegué apenas tuve dificultad con el portugués porque el gallego está mitad camino entre el español y el portugués. Hoy,
gracias a lengua doy clases de portugués
para españoles y terminaba el discurso escenificando y canturreando: hablo tres/
y con las tres/ vivo muy bien/ y/ por más hambre/ que he pasado/ todavía/ no me
he comido/ ninguna/ aunque/ me/ sepan/ a
miel/. Y sonriendo con ese sutil hacer
de los gallegos… nos enseñaba la lengua moviéndola y enroscándola con agilidad
de malabarista… Sí, le contestó mi
hermano, pero… ¿por qué no nos dices qué quiere decir fulanito cuando nos llama, “grao
de bico”?
“Grao
de bico”, es pequeñito, redondo… cuando
cocido se vuelve amarillo y tiene un piquiño…piquito…y adivinando la adivinanza
llegábamos a descubrir que, “grao de bico”, era el nombre del garbanzo y que si, llamaban a los españoles,”grao de bico”, era por dos razones, comíamos lo que los brasileños no tenían costumbre y porque largábamos por la boquita, un mucho.
En
uno de aquellos encuentros de niños emigrantes, en clase de portugués, con el
inolvidable Juan, saltó, Jordi: Me han llamado, “grao de bico”, y, yo, les he
llamado… ¡butifarras! ¿Butifarras? Se alborotó el gallinero…y el maestro, sin
palos, ni gritos o expulsiones nos puso, en nuestro sitio diciendo…
¡Vamos
a españolizar! ¡Sois unas morcillas talangas! Butifarras…Morcillas…Y, el grupo
de niños desbordados por la curiosidad de querer saber nos íbamos sentando…y
preguntando ¿Y… talangas, Juan? Sí ¡Talangas! Repetía la clase, ¡talangas!
¡talangas! Talangas…Talangas… Se lo
tendré que preguntar a mi abuela…
* Billy
Celly
Campello
María
Evangelina Cobo Zaballa
Castro-Urdiales (Cantabria)