Watson, te dije que te pondría al corriente de todo lo sucedido no
sé si lo voy a lograr porque ha sido tanto!
Trece y martes… ni te cases ni te embarques… salí de casa
tempranito di una vuelta por el pueblo y fui a sacar unas fotocopias. Como
disponía de tiempo pasé por la Casona y dejé un sobre. Y, en vez de tomar el
autobús, en la parada de costumbre, me fui hasta la parada de la gasolinera.
Por el caminito, me iba encontrando los que habitualmente hacen la
ronda traidora…ya sabes quienes…Han disminuido, muchísimo, porque han
conseguido cumplir su misión: dejarme sin con qué para que no pueda
defenderme. Y, así, embargarme y por cuatro perras chicas tomar y ocupar lo
mío… ¡Qué se les va a hace pobrecitos no valen para otra cosa! No hay más
que ver como han dejado a pueblos y juzgados…los unos vacíos y los otros
saturados…Pero…algunos se resisten…
Pues, como te decía… iba caminando hacía la parada de autobús y
pasó, Alegría, amigo de una cuadrilla relacionados con la construcción e
íntimos de los relojeros. Al doblar la esquina, Loreto, la madre del que negó
los hechos, en el Juzgado. Más adelante una extranjera que trabaja en un bar de
la calle Ardigales. Y al de cinco minutos de llegar a la parada…De cuerpo
presente… ¡la Tina Tinaja rabo de paja! ¡Qué casualidad!
¿Nos os gusta escuchar la verdad? Porque os habéis montado
una película con mi persona para robarme… ¿Verdad? Pues repetimos… Los únicos
que me han ayudado y no han pedido ni se han llevado nada, a cambio, han sido,
el pueblo llano, la Guardia Civil y la Policía Judicial. El resto, etas, ligas, medias y
enteras, dicho por el finado, cobraron por adelantado y pactaron, con el
Excmo., Ilmo., Gaetano Lo Coco Cortázar, el perdón de los pecados y la comunión
de la carne a cambio de bienes y favores. ¿A que, sí, Manrique?
¿Eh, Montero? ¡Porcos!
Como puedes ver, querido ordenador…uiiii… ¡Perdóname, Watson!
Estoy desbordada. Ya sabes que tú para mi eres algo muy especial…
tan especial como Leoncio… Ahora, ya sé por donde y para qué me las han dado
todas. La Tina Tinaja es otro misterio del rosario que,
ayer, denuncié en el Juzgado de Castro-Urdiales.
¿Sabes lo que me dijo, la angelita, a grito pelado delante de todo
aquel que quiso escucharlo?
Que no me iba a pegar porque, yo, era como su madre...
Y no iba sola, la oliva, llevaba dos mochuelos... que esperaban
atentos al desenlace... ¡Hay que ver qué hija más formal y caritativa me mandan
los chocolateros!
“El artículo 451 del Código Penal castiga al que "con conocimiento
de la comisión de un delito y sin haber intervenido en el mismo como autor o
cómplice, interviniere con posterioridad a su ejecución ocultando, alterando o
inutilizando el cuerpo, los efectos o los instrumentos de un delito para
impedir su descubrimiento".
María Evangelina Cobo Zaballa
Castro-Urdiales (Cantabria)