Hacía
poco habíamos cambiado de casa y de calle, pero, seguíamos en el mismo barrio
Santa Inês. La calle Judith Zumkeller era más ancha que la calle Ana de Barros.
También estaba sin asfaltar y cuando llovía dejaba entrever el color rojo de su
sedoso suelo.
La
nueva vivienda estaba a continuación de una pequeña travesía que descendía
hasta la nueva parcelación de terrenos. Los verdes y rojos de la tierra desnudada se entremezclaban En su
esquina sobrevivía un pequeño emporio cuyo dueño era portugués y se llamaba Manuel, como casi todos
los portugueses de la época.
Sabia
que las cosas iban mejorando…Mi padre trabajaba para el Dr. Jacob propietario
de la Jais. Parece
que fue ayer…A menudo venía a visitar a
mi padre cuando enfermó Era muy gracioso.
“Jacob no entender”, decía, “no ser así”, “Jacob enseñar” y se ponía a cantar
la canción que estaba cantando…Hava/ nagila/ Hava/ nagila/ Hava/ nagila/
venismejá/
Mientras
cantaba y fregaba escuchaba lo que podía de las conversaciones
que se cocían en la pequeña habitación que hacia de sala y dormitorio. No estoy
muy segura pero mi padre dejaba la
empresa del Dr. Jacob porque había encontrado un puesto de trabajo, en la General Motors. Más adelante
consiguió un empleo, en Philips del Brasil donde llegó al cargo de director
superintendente de ventas.
En
esas estábamos cuando nos mudamos a la rua Judith Zumkeller. Las noticias de la
nueva morada eran esperanzadoras, principalmente, porque no iba a tener que
sacar agua del pozo. Me daba igual si
era bonita como decían mis padres. ¡Más
grande y luminosa que el adosado de Agua Fria!
Un
casita de dos plantas, con jardín y quintal. Habitaciones individuales para
todos los miembros de la familia. Dos baños con bañera y un sin fin de metros y
huecos tenía la nueva aventura. Sí, porque para mí cada cambio era una nueva
aventura. Un nuevo universo a experimentar y
donde sobrevivir. Pero, lo que me
importaba era que tuviera agua corriente, a poder ser, en toda la casa y que no
estuviera lejos de mis amigas y, sobre todos los todos, no demasiado lejos del
amor. Sí, el amor. Mi amor.
La
casa estaba recién pintada. Las paredes blancas y las verjas de forja, puertas
y ventanas en azul, un poco más oscuro
que el color de sus ojos. Era hermosota, llena de luz y movimiento. Me enamoré
de las escaleras internas. Eran de mármol blanco y en caracol.La
nueva vivienda por tener tenía ¡bodega y toda la mosca! ¡Una verdadera
sorpresa! Abrías el grifo y ¡ya! se hizo
el agua…Años me tiré al cuidado del pozo, del agua y del artefacto que cuando
se soltaba de la polea… ¡Adiós jarro…adiós vino…
Me
tocó la habitación frente al jardín. Al lado de la ventana un magnolio. La verja rodeada de flores y en el centro
plantas tropicales. Como de costumbre planté una madreselva… No compartíamos pared con vecinos y había una
escalera externa que daba acceso a la oficina y a la cocina. El quintal se
dividió en huerta y corral. Pero, Genaro,
mi oca mi añorada y querida oca no
estaba. Tampoco estaba Linda ni Laika…
Genaro
El
de los ojitos rojos
Piquito
amarillo chillón
Blanco
como la espuma
Blanca
Suave
como el algodón
Y
una travesura pendiente
En
su tierno corazón
Echaba
de menos a los vecinos de la calle Ana
de Barros, 8, habían sido unos años muy duros. Y aunque mi amiga Frida y su hermana
Erika seguían viniendo a dormir a casa cuando mis padres se
ausentaban, no era lo mismo. A la otra amiga del barrio de Santa Inês, Ana
María y familia, la tenía a dos pasos…Doña Adelaida entre guisos…Don Antonio en
el jardín…Rosa María jugando…Doña Irene…Junior…Walter…Carlinhos… http://mariaevangelinacobozaballa.blogspot.com.es/2012/06/festas-juninas-lembrancas-de-sao-paulo.html
Juntas
seguíamos recorriendo la avenida Santa Inês
caminito a la iglesia de Mandaqui. Las tres estábamos enamoradas. Frida de Walter. Ana María de Arnaldo y yo de mi
amor.
Entonces
yo tenía quince años y él diecisiete…llevaba
un buen tiempo enfadada porque no quiso
entrar al cine dónde estaba mi hermano y no podía dejar a mi hermano
solo…Era tiempo de preguntas al tendero… ¿Le has visto pasar? Era tiempo de
carreras para ver su silueta montado en aquella bicicleta azul que corría como
alma en pena… y mi corazón de tras con el *(1) tun tún… tun tún… tun tún…
Y cuando
íbamos por el caminito hacia la iglesia y él pasaba…Ana María… ¿Ha mirado? Y…yo
muy digna…y el corazón tun tún…tun tún…tun tún…Y cuando él y su amigo, Sergio, pasaban delante de mi verja nuestros
ojos no se despegaban y el tun tún…tun tún…tun tún…Eran mis quince años…Y en el
aire Roberto Carlos http://www.youtube.com/watch?v=fCua7FVPnFM
La
nueva vecindad parecida al anterior; crisol de razas y culturas, mezcla de
América, Europa, África, Asia…Según
bajabas a la derecha. Una familia de rusos, Bety y creo que Katy…
pernambucanos, baianos, portugueses, italianos, japoneses.
Según
entrabas, a la casa, por la derecha, una
familia de brasileños con sus denotadas mezclas entre blancos y negros.
Mientras vivíamos allí nació André un
bebé nacarado con unos ojazos negros como la noche.
A nuestra izquierda una
familia de italianos, Don Antonio y Doña Filomena con sus dos hijos, Luciano y
Ana María. En la planta baja un
matrimonio de jubilados, Don Vicente y Doña María.
En
frente una familia tan numerosa como la de Don Alejandro y Doña Alejandrina. La
más pequeña, Eliana, era la amiguita de mi hermana, Marta. El trato y el cariño
de Don Antonio y de Doña Filomena suplieron todas mis necesidades de afecto y
de apoyo familiar igualito… igualito que en la rua Ana de Barros, 8.
Había
cambiado el rumbo de la pobreza monetaria. Mi madre con mejor salud. Mi hermana crecidita y mi hermano,
como no hubo manera de hacerle estudiar,
trabajando de pinche, en casa de unos japoneses,Takako, Shiguero y
Susumo.
Mis padres contrataron a una persona para ayudarme con el trabajo de casa. Doña Lucía. Venía tres veces por semana y mientras íbamos acometiendo la colada y planchada me regalaba el alma de su tierra natal Bahia. Y juntas cantábamos…você/ já/ foi/ à/ Bahia/ nêga/ http://letras.com/dorival-caymmi/45590/
Mis padres contrataron a una persona para ayudarme con el trabajo de casa. Doña Lucía. Venía tres veces por semana y mientras íbamos acometiendo la colada y planchada me regalaba el alma de su tierra natal Bahia. Y juntas cantábamos…você/ já/ foi/ à/ Bahia/ nêga/ http://letras.com/dorival-caymmi/45590/
Por
entonces estudiaba inglés en el Yázigi y alemán con el profesor Estanislao.
Recuerdo el año 1963 porque recibí mi primer título. Fue en noviembre. Había
conseguido estudiar lo que me dejaron estudiar. Nada más recibir el
certificado les dije a mis padres que me gustaría localizar y visitar a la
familia anglo-irlandesa. Aquella que nos había
acogido cuando mi madre estuvo enferma de muerte. Lo único que quería era enseñar
a doña Maggy mi título de inglés.
Habían
pasado años sin verlos. Seguían viviendo en La Parada Inglesa. Fue
un sueño. El matrimonio se emocionó al verme y cuando
les mostré el certificado en lengua inglesa, más. El colmo de la emoción fue
cuando me deslengué, en ingles y les
repetí las cuatro palabras que me habían enseñado de la lengua gaélica. ¡Todos
con lágrimas en los ojos!
¡Fiesta!
A elegir té, café o guaraná. -El único té que me ha gustado, en la vida, era el
té con leche que, habitualmente, tomaba Mr. John.- Té… cómo el de Mr. Jonh y *(2) bread pudding. Su
hija, Helen y su nieta Cristina no
estaban. Wilson se fue con mi padre y los tres nos quedamos solos durante media
tarde.
Ellos
recordando a los suyos. Doña Maggy insistió en
que no dejara de practicar el inglés que fuera allí cuando quisiera y me regaló
una revista en inglés. Me sugirió leer, en alto, uno de los reportajes que trataba
de la familia Kennedy sus orígenes y su lucha. Aquellas imágenes me resultaron
familiares. Eran las mismas que aparecían en las revistas que mis tíos, Amado y
Antonia, enviaban desde Castro-Urdiales. Parecidas a las que en el instituto
Yázigi, junto a su secretaria Darci, hojeábamos, curioseábamos y comentábamos Maria Tereza, Rui...y... mientras esperábamos entrar
en clase de Mr. Francis.
¡Jo,
doña Maggy lo de importantes que son! Están en todas las partes… Sí, contestó,
principalmente, en el corazón de todo
emigrante irlandés. ¿Solo irlandés? Bueno…en el corazón de todo emigrante añadió Mr. John.
No
había transcurrido una semana y estalló el caos, el despropósito, la
sangre a borbotones. ¡Habían asesinado al presidente John Fitzgerald
Kennedy! Y el mundo se desbarató…tuntún…tuntún…tuntún…
*(1) Tun tún: compás acelerado del corazón
*(2) Pastel/dulce de pan
María
Evangelina Cobo Zaballa
Castro-Urdiales (Cantabria)