Como has sido bueno y diligente, Watson, voy a
resarcir tu curiosidad…pero ten las cosas bien claras…se trata de recuerdos infantiles…Yo,
ni quito ni pongo rey. Me remito a mis vivencias. Por supuesto, compartidas con
las gentes de mi generación y de las anteriores.
Dicen que, la señorita, Ninita, era forastera. Hija única y adinerada vivía
con su madre viuda. Se casó con el
amoral de turno. Según los lugareños, hija y madre, estaban enamoradas de aquel
don Juan, de poco pelo, que lucían como pavas. De la noche a la mañana, el
sinvergonzón, desapareció…
¿Con la vieja?
Pero que dices, Wa…
Sólo. ¡Sólo, no! En compañía de todos los haberes de
aquellas, solitarias, mujeres que, confiadas, habían pasado a nombre del corrupto.
Las infelices se quedaron, en estrecha compañía de la miseria, y, sin qué
llevar a la boca. El pajarito sumió. Según cuentan… al bajar de estatus
monetario adquirieron pedigrí popular- Sí, Wa, sí para que te enteres de por
qué insisto en mi honrado mote, “Osa”, porque los pudientes castreños, los de
abolengo, por lo general no tiene titulo nobiliario…Puede que entre cuchicheos
se les llame fulanito de tal o de cual, pero, lo que es bautizo público con
dichos, en rima y con la música apropiada…pues, como que no- Fue, entonces,
cuando se propagó éste cantar…la/ pava/ la /pava/ tan/ rica/ como/ estaba/
después/ de/ bien/ cocida/ después/ de/ bien/ asada/…
¡Uiii qué malos!
¡No es cuestión de maldad es costumbre popular! Y como,
para el bien vivir personal, hay que vender la burra aunque esté coja…los motes
llevan, en si, la historia de un pueblo. “Por tus motes te conocerán…hace dos
días he mantenido una conversación muy jugosa y entretenida sobre motes y
peripecias de castreños. Y mira lo que te voy a confesa, Watson, todos los
desplazados, emigrantes de
Castro-Urdiales. Todos, estén en Madrid o en la Chichapampa. Todas ,
absolutamente, todas con los que he
intercambiado parte de la memoria colectiva, cuentan los mismos chascarrillos y
hazañas de su lugar de origen…
Viene a cuento las escenas, en Sao Paulo, Brasil,
cuando mis padres se reunían con emigrados de España, Italia, Alemania, Irlanda,
Inglaterra…todos soltaban su particular y privado mote o chascarrillo…Cuando
les tocaba a los castreños, los consabidos…Te acuerdas… fulanito… cuando la
parejita de recién casados se fueron de viaje de luna de miel, desde la
estación de Castro-Urdiales y se olvidaron de cambiar de vagón…y cuando estaban
llegando al lugar de partida…exclamaban estupefactos…Mira… se parece al Cueto…Oye como el Castillo
Ocharan…¡Ahí va! ¡Si la estación es como la de Castro! Luego, contaban lo que
le pasó a don Cesáreo el médico…que si envolvió…la receta en una piedra de
carbón…que si la tiró por el balcón…que si la receta no obtuvo el resultado
deseado…y que si el enfermo apareció, en la consulta médica, con toda la boca tan negra como la piedra en la
que don *(1) Cesáreo había envuelto la receta…dicen tenía la lengua hinchadísima de
tanto chupar y chupar…
Si me pongo a enumerar los motes y sus correspondientes historias no acabaría…No
te olvides nunca que nosotros somos, “Los osos”, por fuerza, no por corruptos
ni por ladrones. Toma otra letrilla popular del bisabuelo, Juan Cobo Ruiz…El/
oso/ con/ los/ bigotes/ taran/ tan/ tan/ tenía/ un/ puesto/…
¿Y que fue de Ninita ? ¿La conociste?
¡No la voy a conocer!
Ninita, vivía en la calle Belén, cerca de la casa de mis amigas Carmela
y Merche Arozamena. Justo detrás del edificio de Los Chelines. La madre era una
señora mayor y cariñosa. Ninita, era menuda. Llevaba la melena corta, medio
ondulada y teñida de rubio. Las uñas a lo gavilán y pintadas de granate. Daba
clases
en el mismo lugar descrito. La recuerdo como si fuera
hoy. Yo, tenía cinco años. Mi madre acababa de partir, para Sao Paulo, a
reunirse con mi padre. Mi hermano y yo nos quedamos al cuidado de los abuelos
Flora y Ángel.
Nunca fui mala niña, sí, curiosa y preguntona. Según,
mi padrino José Bildosola, y otros, poseía una memoria prodigiosa que mi padre
y cuadrilla, Jesús Albo, “El potroso”,
Garitacelaya, Puente… ponían a prueba en el bar del resbalón. No recuerdo, con
precisión, el porqué de la trifulca, pero, se montó una, Wa... ¡de traca... tra!
Son pinceladas...mas bien… brochazos…Ninita, me arreó unos cuantos batacazos
con el palo santo…yo, la di puntapiés y la mordí.
Jolines, morena… ¡Con que no eras mala!
Va, Watson, va. No seas cazurro… ¡Defenderse no es ser
mala!
Bien…pero… sigue tirando de la manta que ésto promete más
que el gato fugato…
Cuando entre madre e hija me agarraron, yo, había pescado la puerta…y unos que
pasaban me auxiliaron…Ninita tenía marcas de dientes. Yo estaba gibada a palos
y llena de arañazos. Se presentó mi abuela Flora… y salieron madre e hija
pidiendo socorro porque, la mujer del oso, las quería abrazar. El abuelo que
estaba en la huerta, bajó y se fue directo, a casa de la señorita, sin dejar el cesto con
los apeos de labranza- Todo muy normal debido a las circunstancias. Para mis
abuelos paternos la única nieta cercana y bajo su tutela y responsabilidad.
Para los maternos la primer nieta- Para más cisco se enteró mi abuela Paca Azcona que andaba alrededor de la
Venta. Ni que hablar tengo… ¡La marimorena
fue poco, Wa! A la cita, solamente, faltó mi bisabuela Isabel Azcona Isla y
porque no se enteró…
Mis abuelos remarcaron y dejaron bien claro que, allí,
los únicos que tenían derecho a pegar eran ellos. Que a la señorita, Ninita, se
la pagaba para enseñar cuentas ni palos ni uñas.
Por eso me acuerdo, Watson. No volví donde Ninita y
cuando la veíamos cantábamos…la/ pava/ la/ pava/ tan/ rica/ como/ estaba/
después/ de/ bien/ cocida/ después/ de/ bien/ asada/…
¡Pobre señorita Ninita!
Lo que es la vida, Watson, a pesar del tiempo
transcurrido. Con lo que he tenido que
pasar y estoy pasando. No puedo dejar de reflexionar sobre Ninita y su
madre…Dos tontitas útiles. Tan tontas como
creyentes y seguidoras de las enseñanzas acumuladas por los siglos de
los siglos. Si, en la actualidad, se hace… ¡Imagínate, Wa! En aquellos tiempos
en el que las mujeres no podían… ni…ni…ni…
*(1) Fotografía: Don Cesáreo
*(1) Fotografía: Don Cesáreo
María Evangelina Cobo Zaballa
Castro-Urdiales
(Cantabria)