martes, 21 de octubre de 2014

CASTRO-URDIALES: EL DR. M. Y LA MORA VERDE




En respuesta a…


De haber podido, Dr., M., me hubiera gustado  defender y honrar, a los míos, de las declaraciones vertidas por, vuestra merced, en mi juicio de separación. Lo siento Dr., no pudo ser. Eran otros tiempos. Otros años. Y, otras circunstancias… Ahora, pero, ¡no me voy a morder la lengua! No tengo por qué. Es cierto, todo, pasó… Usted no está… ¡tampoco mi padre lo estaba! Hay que dejar a los muertos que descansen en paz…  Pero, lo escrito se lee… Las calumnias vertidas en documento público permanecen…Y,  como dice el refrán, lo que tiñe la mora…otra verde lo descolora… ¡Mora verde va! 
Usted, Dr., sí, usted, Dr. M, faltó a la verdad. Cometió un acto cuyas consecuencias, aún, estoy penando. Por lo que,  esté donde quiera que esté,   es de justicia que escuche mi respuesta. De primeras, quiero recordarle que, usted, Dr. M…Sí, usted, asistió a  la madre de una menor a la que, Jacinto, intentó violar. ¿Se acuerda? Apenas tenía trece años…era hija de familia humilde…La madre de la menor fue a declarar,  cuanto sabía. A pesar de los sobornos. A pesar de las promesa. Aún con amenazas, no la consiguieron callar. Era pobre. No tenía estudios. Pero, facilitó todo tipo de detalle. En cambio, usted, sí, usted, Dr. M, no sólo faltó a la verdad, si no, que se sacó de la manga unas calumnias que de estar vivo…Y, si hubiera estado mi padre, cuando entonces… ¡No quiero ni pensar qué jarabe le hubiera aplicado! Dr. M, podría comprender que  describiera a Jacinto,  como a, “un chico apuesto y que conquistaba, fácilmente, a cualquier mujer”, entraba dentro de un sentir general. Incluso, que me llamara  desquiciada mental…-es habitual cuando no te pueden llamar, puta y demás…- Sobre todo,  porque ver a una mujer defendiendo el patio escolar,  la sanidad pública,  la educación… no entraba en el modelo mental de la época. Y, menos, siendo la mujer de…un empresario.    Lo que no tiene justificación, se mire con el color del cristal con que se mire, es la omisión del delito. Eso,  Dr. M… ¡no tiene sutura! Una explicación posible pudiera ser el tejemaneje que se traía, y, se trae, el ayuntamiento de Castro-Urdiales, con ciertas propiedades incautadas, terrenos, vendidos, permutados y…-¡Trago va, que el difunto no vuelve!-  con ciertas viviendas sociales. ¿Se acuerda, usted? Fueron  vendidas a un, magistrado del Supremo, en Roma., Sí, Dr. M, el Excmo., e Ilmo., Gaetano Lo Coco Cortázar. Sí, el Taninin, padrino de Tanineto. Sí, el que, según radio macuto, ostenta título español fraudulento. ¡Vamos, Dr. M., haga memoria! El que dice tener el collar de la reina Isabel La Católica. Melómano, como usted. Amigo intimo de su persona., con el que mantenía, asidua, correspondencia. -¡Cartas que no tienen desperdicio documental!  ¡Primor de confidencias y confesiones!- Otra, posible, explicación a tan injuriosa declaración podría ser la fobia a lo diferente… Yo,  militaba en el PC…Pero, Dr. M…  ¿Por qué se ensañó con mi madre?  ¡No había necesidad! Sí, es cierto que, usted, solía compartir  encuentros, a lo morapio, con mi difunto padre. Sí, es cierto, que cuando mi padre empinaba el codo, y, usted, sabe mucho de ello, no sabía lo que decía ni hacía. Y, en casa… ¡Zafarrancho en el cuartel! Se montaba la de Dios es Cristo…la  Vespertina…Y, como en toda buena familia, era la mujer y los hijos los que pagaban el pato. Sí, Dr., sí.  Era mi madre  la paganini de los trinquis milinquis, de Borrachos&Castrones SA. ¡No al revés! ¡Trago va, que el difunto no vuelve! -A no ser que… era mi madre tan guapa…hermosa…agradable… cantaba como una prima dona…Ya…se entiende…cuando las uvas no se pueden comer…Ya…se escupen…-Seguramente, a estas alturas, sabrá que Jacinto, también, era del PC, según  testimonio escrito. Probablemente, habrá perdido la cuenta  de los hijos que engendró, el apuesto mancebo, con niñas menores, mujeres separadas con niños.  Y… ¡con mujeres con niños, casadas  con chulos de película! a los que, Jacinto, mantenía y que eran las niñas y niños  de sus ojos.  Jacinto, no era homosexual, aunque, se cepilló unos cuantos asientos públicos. Jacinto era pederasta. El delito que cometió fue el de incesto.- Interviú. 1978- Supongo, también, debe de estar al corriente de mi persistente inestabilidad. De Simplemente María SL -Sus Labores-, a María Evangelina Cobo Zaballa, Licenciada, doctoranda y SL&PCT- Sus Labores y Petra Criada para todo-. Es tan indomable, mi desquicio mental que, contra viento, marea, y, corrupción, vengo luchando por mis derechos, ¡desde el año 1977! Lo que creo no sabe, y,  quiero que le quede bien claro, ¡pero que muy claro!, es que… ¡Mora verde va!
No sé donde rediez falleció usted, ni en qué hospital le atendieron, pero, mi padre, Ángel Cobo Hernández, recibió el tratamiento y la operación requerida, en la mejor clínica del Estado Español, la Clínica Ruber. Mi madre, Juana Marta Evangelina Zaballa Azcona, no escamoteó ni un solo céntimo, ni un solo minuto para darle todo lo humanamente preciso. Es más, y, tome buena nota, Dr. M… Para que, mi padre, no sufriera pensando, en el futuro de nuestra familia, principalmente, porque dejaba a una niña de doce anos, cuando mencionaba la palabra testamento no le dábamos importancia, y, entre todos, le decíamos que cuando estuviera bien iría a testar… ¡Sabíamos, a ciencia cierta, que mi padre tenía los días contados! ¡Vale! Sabe lo que  significa ¿verdad? Ángel Cobo Hernández, falleció sin testar. Mi madre, en su último acto de amor, dió, a mi padre, la paz, la tranquilidad y la esperanza de vida. ¡Esa es la razón por la que mi padre, Ángel Cobo Hernández, descansó! ¿Vale, Dr. M?  Y, yo, María Evangelina Cobo Zaballa Hernández Azcona, renuncié a mis legítimos derechos, de herencia, en beneficio de mi madre y hermanos. ¡No lo olvide, eh, Dr. M.!
Mi padre falleció, a los cuarenta y ocho años,  el día 21 de octubre de 1972, en casa de mi tía, Concha Cobo Pérez.-No soportaba a Jacinto-. Falleció rodeado de todos sus seres queridos, familiares y amigos de ambas familias. Gracias, a mi madre,  hasta, último momento haciendo  proyectos de futuro…contando anécdotas…recordando viejos tiempos con sus amigos, entre muchos,  con mi padrino, José Bildosola.  Parece que les estoy viendo  refanfinflandose como niños, “te acuerdas Joselin en Semana Santa…lo de las Figurinas…”  El doctor, Agustín Monteoliva, puede dar fe de lo que digo porque era su médico de cabecera. ¿No se acuerda? Usted, doctor, no era el medico de mi padre. Usted era el médico de cabecera de Nicolò Lo Coco Cefalú.
Gracias por escucharme. Recuerdos a todos los difuntos y... R.I.P.

Estoy en el Telecentro Eladio Laredo
Ordenador, nº, 9

María Evangelina  Cobo Zaballa
Castro-Urdiales    (Cantabria)