En
respuesta a…
De
haber podido, Dr., M., me hubiera gustado defender y honrar, a los míos, de las
declaraciones vertidas por, vuestra merced, en mi juicio de separación. Lo
siento Dr., no pudo ser. Eran otros tiempos. Otros años. Y, otras circunstancias…
Ahora, pero, ¡no me voy a morder la lengua! No tengo por qué. Es cierto, todo,
pasó… Usted no está… ¡tampoco mi padre lo estaba! Hay que dejar a los muertos
que descansen en paz… Pero, lo escrito se lee… Las calumnias
vertidas en documento público permanecen…Y, como dice el refrán, lo que tiñe la mora…otra
verde lo descolora… ¡Mora verde va!
Usted,
Dr., sí, usted, Dr. M, faltó a la verdad. Cometió un acto cuyas consecuencias,
aún, estoy penando. Por lo que, esté
donde quiera que esté, es de justicia que escuche mi respuesta. De
primeras, quiero recordarle que, usted, Dr. M…Sí, usted, asistió a la madre de una menor a la que, Jacinto,
intentó violar. ¿Se acuerda? Apenas tenía trece años…era hija de familia
humilde…La madre de la menor fue a declarar, cuanto sabía. A pesar de los sobornos. A pesar
de las promesa. Aún con amenazas, no la consiguieron callar. Era pobre. No
tenía estudios. Pero, facilitó todo tipo de detalle. En cambio, usted, sí,
usted, Dr. M, no sólo faltó a la verdad, si no, que se sacó de la manga unas
calumnias que de estar vivo…Y, si hubiera estado mi padre, cuando entonces… ¡No
quiero ni pensar qué jarabe le hubiera aplicado! Dr. M, podría comprender
que describiera a Jacinto, como a, “un chico apuesto y que conquistaba,
fácilmente, a cualquier mujer”, entraba dentro de un sentir general. Incluso,
que me llamara desquiciada mental…-es
habitual cuando no te pueden llamar, puta y demás…- Sobre todo, porque ver a una mujer defendiendo el patio
escolar, la sanidad pública, la educación… no entraba en el modelo mental de
la época. Y, menos, siendo la mujer de…un empresario. Lo
que no tiene justificación, se mire con el color del cristal con que se mire, es
la omisión del delito. Eso, Dr. M… ¡no
tiene sutura! Una explicación posible pudiera ser el tejemaneje que se traía, y,
se trae, el ayuntamiento de Castro-Urdiales, con ciertas propiedades
incautadas, terrenos, vendidos, permutados y…-¡Trago va, que el difunto no
vuelve!- con ciertas viviendas sociales.
¿Se acuerda, usted? Fueron vendidas a
un, magistrado del Supremo, en Roma., Sí, Dr. M, el Excmo., e Ilmo., Gaetano Lo
Coco Cortázar. Sí, el Taninin, padrino de Tanineto. Sí, el que, según radio
macuto, ostenta título español fraudulento. ¡Vamos, Dr. M., haga memoria! El que
dice tener el collar de la reina Isabel La Católica. Melómano,
como usted. Amigo intimo de su persona., con el que mantenía, asidua, correspondencia.
-¡Cartas que no tienen desperdicio documental! ¡Primor de confidencias y confesiones!- Otra,
posible, explicación a tan injuriosa declaración podría ser la fobia a lo
diferente… Yo, militaba en el PC…Pero,
Dr. M… ¿Por qué se ensañó con mi madre? ¡No había necesidad! Sí, es cierto que, usted,
solía compartir encuentros, a lo morapio,
con mi difunto padre. Sí, es cierto, que cuando mi padre empinaba el codo, y,
usted, sabe mucho de ello, no sabía lo que decía ni hacía. Y, en casa…
¡Zafarrancho en el cuartel! Se montaba la de Dios es Cristo…la
Vespertina…Y, como en toda buena familia, era la mujer
y los hijos los que pagaban el pato. Sí, Dr., sí. Era mi madre la paganini de los trinquis milinquis, de
Borrachos&Castrones SA. ¡No al revés! ¡Trago va, que el difunto no vuelve! -A
no ser que… era mi madre tan guapa…hermosa…agradable… cantaba como una prima dona…Ya…se
entiende…cuando las uvas no se pueden comer…Ya…se escupen…-Seguramente, a estas
alturas, sabrá que Jacinto, también, era del PC, según testimonio escrito. Probablemente, habrá
perdido la cuenta de los hijos que
engendró, el apuesto mancebo, con niñas menores, mujeres separadas con niños. Y… ¡con mujeres con niños, casadas con chulos de película! a los que, Jacinto,
mantenía y que eran las niñas y niños de
sus ojos. Jacinto, no era homosexual,
aunque, se cepilló unos cuantos asientos públicos. Jacinto era pederasta. El
delito que cometió fue el de incesto.- Interviú. 1978- Supongo, también, debe
de estar al corriente de mi persistente inestabilidad. De Simplemente María
SL -Sus Labores-, a María Evangelina Cobo Zaballa, Licenciada, doctoranda y SL&PCT-
Sus Labores y Petra Criada para todo-. Es tan indomable, mi desquicio mental que,
contra viento, marea, y, corrupción, vengo luchando por mis derechos, ¡desde el
año 1977! Lo que creo no sabe, y, quiero
que le quede bien claro, ¡pero que muy claro!, es que… ¡Mora verde va!
No
sé donde rediez falleció usted, ni en qué hospital le atendieron, pero, mi
padre, Ángel Cobo Hernández, recibió el tratamiento y la operación requerida,
en la mejor clínica del Estado Español, la Clínica Ruber. Mi
madre, Juana Marta Evangelina Zaballa Azcona, no escamoteó ni un solo céntimo,
ni un solo minuto para darle todo lo humanamente preciso. Es más, y, tome buena
nota, Dr. M… Para que, mi padre, no sufriera pensando, en el futuro de nuestra
familia, principalmente, porque dejaba a una niña de doce anos, cuando
mencionaba la palabra testamento no le dábamos importancia, y, entre todos, le decíamos
que cuando estuviera bien iría a testar… ¡Sabíamos, a ciencia cierta, que mi
padre tenía los días contados! ¡Vale! Sabe lo que significa ¿verdad? Ángel Cobo Hernández,
falleció sin testar. Mi madre, en su último acto de amor, dió, a mi padre, la
paz, la tranquilidad y la esperanza de vida. ¡Esa es la razón por la que mi
padre, Ángel Cobo Hernández, descansó! ¿Vale, Dr. M? Y, yo, María Evangelina Cobo Zaballa Hernández
Azcona, renuncié a mis legítimos derechos, de herencia, en beneficio de mi
madre y hermanos. ¡No lo olvide, eh, Dr. M.!
Mi
padre falleció, a los cuarenta y ocho años, el día 21 de octubre de 1972, en casa de mi tía,
Concha Cobo Pérez.-No soportaba a Jacinto-. Falleció rodeado de todos sus seres
queridos, familiares y amigos de ambas familias. Gracias, a mi madre, hasta, último momento haciendo proyectos de futuro…contando
anécdotas…recordando viejos tiempos con sus amigos, entre muchos, con mi padrino, José Bildosola. Parece que les estoy viendo refanfinflandose como niños, “te acuerdas
Joselin en Semana Santa…lo de las Figurinas…” El doctor, Agustín Monteoliva, puede dar fe de
lo que digo porque era su médico de cabecera. ¿No se acuerda? Usted, doctor, no
era el medico de mi padre. Usted era el médico de cabecera de Nicolò Lo Coco
Cefalú.
Gracias
por escucharme. Recuerdos a todos los difuntos y... R.I.P.
Estoy
en el Telecentro Eladio Laredo
Ordenador, nº, 9
María
Evangelina Cobo Zaballa
Castro-Urdiales (Cantabria)