Comenté
con terceros mi intención. Madre e hijos podrían venir a vivir, en mi casa,
hasta, que las autoridades solucionasen la papeleta. Se lo comenté, a la
urraca, y quedamos en echar una mano a la pobre mujer. Entonces, Watson, antes
de dar un paso hice lo que suelo hacer, en estos casos, fui a visitar a la
mujer, in situ. ¡De vergüenza! ¡Qué vergüenza! ¡Un barracón convertido en
pocilga! Estuve hablando con los moradores…Hablaban. Se miraban. Gesticulaban…
con ese aire de quiénes quieren ocultar lo evidente. La mujer, sabía por la
mediadora mi ofrecimiento. Entre calla, aquí… y… pero, allá, la muy avispada,
me dio a entender que, ella, no quería eso…quería un dinero que decía le habían
robado…A pregunta que le hacía, un titubeo…un mandar callar a los menores…Me
llamó la atención su desparpajo y la facilidad para el disimulo…Cuando me contó
lo que le hacía un familiar…se me ocurrió decirla…si te quisiera hacer daño y
ponerte en un buen aprieto, lo único que tendría que hacer es denunciarte a
Sanidad…Si no lo ha hecho, dudo mucho que lo haga, así que ¡estate tranquila!
Torció el morrito, harto de coca-cola, y, señalándome un recipiente largó el
siguiente desahogo… ¡Mira lo que me trae el Chepa! Ellos, se reservan las carnes, pollos y a
nosotros…garbanzos. Y, ¿te lo traen a casa? Sí, contestó como si fuera una
obligación. Y ¿qué haces todo el día? ¿Les ayudas? Comencé…pero… ¡el ambiente
no me gustaba! Porque… si patatín…que si patatán…puso al personal a caer de un
burro. A continuación, arrojó al barrizal a asistentas sociales y agentes de
la seguridad como quién tiene la sartén
por el mango…Salí de la pocilga convencida de que, ella, no necesitaba ayuda,
sí, aquellas personillas que miraban de soslayo. Antes de irme, le recordé lo
de Sanidad. Un día, me las encuentro cerca de la charcutería. En cuanto me
vieron se medio escondieron…Como no daba crédito a mis ojos, salí del hiper y
al rato entré…Allí, estaba ¡abasteciéndose de los apetecidos fiambres! Pensé,
¿cómo va a querer comer garbanzos…? y… ¿por qué se esconde? La soltura, en el
habla, las despiadadas palabras para quienes
la estaban ayudando y el continuado disimulo me tiró para
tras. No pasa un cuarto de hora del encuentro, cuando suena el móvil. Y la
urraca, en un arranque de absoluto poderío, me dice gritando y de muy malas
maneras, que la estaba pisando el terreno y que bla…bla…bla…Cómo por obra de
magia di con las dos cartas de la baraja…Se habían juntado el hambre con las
ganas de comer y que yo, pagara el banquete…Respondí a tan bondadosa y solidaria
voz que… bla…bla…bla…El caso es que, la vividora de la Delia, probablemente, por
miedo a que ,yo, dijera la de fiambres y
otras viandas que compraba…no se le ocurre otra cosa que decir a la Ailoba que le había
amenazado con denunciarla a Sanidad…¡Menudo par de aprovechadas chismosas!!
Viendo la tormenta que se me
aproximaba, me fui como un rayo a
las autoridades pertinentes, les hice saber que me desentendía por completo del
tema. Para no perjudicar, a los menores, no mencioné su situación. Ni tan
siquiera conté, a las manos que le daban de comer, ¡qué despropósitos decía de
todos, ellos…!Con el tiempo, descubrí que, Delia, estaba empadronada, en el
domicilio de una hija del escudero del difunto.
¿Lo
ves, morenita? No te vengo diciendo que no te conviene dejar que se te arrime
nadie…
Como
diría Quiteria… ¿naide, Wa? Y… ¿la
catalana?
Sí,
morena, naide… La catalana que anda revoloteando por la comunidad…es confidente de los ladrones de datos y otros
robos…
No
hay cuidado…cariño. La tengo en video y los porteros están avisados…
Y…
¿qué piensas hacer con esa que…
¡El año que viene más y mejor! ¡Besitos amor!
Estoy
en el Telecentro del Aula de Cultura Eladio Laredo
Ordenador,
nº,13.Añadido, 31/12, ordenador, nº,10
María
Evangelina Cobo Zaballa
Castro-Urdiales (Cantabria)