Hace cincuentas años, la emigración fue tan inevitable como ahora...
¡A
nadie se le antoja dejar la tierruca porque sí! Son muchas las necesidades que
cubren esa difícil
decisión. No obstante, hoy, disfrutamos de
servicios que antes pocos hubieran imaginado. Telefonía a la carta. Televisión
en directo. Móviles para todos los gustos e Internet, ¡bendita Internet! Con
sus chats… blogs… Y, aunque ser emigrante no es plato apetecible, cuando no hay
pan… buenas saben las tortas...
Tan
solo ha pasado un lustro desde que a los españolitos nos llevaban de a
ración, a tierras lejanas, junto con la esperanza y la ilusión guardaditas en
maletas de cartón. Nosotros íbamos… antes… como ellos vienen ahora...
Primero…quién podía sustentar la familia… luego… el resto… y con ellos… tíos…
primos… y… los amigos del pueblo.
Aquellos
emigrantes, pequeños, menudos, mocosos, teníamos poco con qué mantener nuestro
hilo afectivo, familia, amigos, lengua, para ser breve, con la tierra que
nos vio nacer. Sus paisajes, sus colores y sus gentes…Solo, la lectura de las
escasas cartas venidas de España y alguna que otra revista apenas calmaba las
ansias de noticias.
Para los emigrantes
españoles, el gran acontecimiento nacional era el día del estreno de una
película española. Los mayores, con Sarita Montiel, Carmen Sevilla, Lola
Flores. Niños y adolescentes con Pablito, Joselito, Marisol y Rocio Durcal.
Los
domingos y días de guardar, los españolitos, acudíamos al cine sin cita previa,
pero, sabíamos que allí, nos íbamos a encontrar con los paisanos, gallegos,
catalanes, vascos, asturianos, andaluces…Aquello parecía el día de las misiones
porque los adolescentes, metidos en flirteos, llevábamos
acompañamiento internacional. Brasileños, criollos, africanos, alemanes, chinos
portugueses, italianos… con sus pelos engomados… rubios como la cerveza…con sus
ojitos rasgados… Todos nos alegrábamos o entristecíamos con lo que es común a
los pueblos.
Las
películas eran subtituladas, nosotros, entendíamos de inmediato y como niños
fardábamos de nuestra superioridad. Se escuchaban nuestras risitas anticipadas,
nuestros cuchicheos en complicidad chismosa. Alguna que otra graciosa
exclamación, ¡Mira, fulanito, igualito que Perico, el burro del abuelo!
Los ojos pegados a la pantalla, devorando, uno a uno, los pequeños
detalles que te recordaban a lo tuyo, tu esencia primaria… el sonido de la
banda sonora en “El pequeño ruiseñor”…y… Joselito, cantando con aquel gusto y
aquella voz…
Y Marisol, la inolvidable, Marisol, cantando “Estando contigo”, en la película, “Ha llegado un Ángel”… Casi siempre salías tarareando los estribillos, “Estando contigo, contigo, contigo de pronto me siento feliz”…
Y Marisol, la inolvidable, Marisol, cantando “Estando contigo”, en la película, “Ha llegado un Ángel”… Casi siempre salías tarareando los estribillos, “Estando contigo, contigo, contigo de pronto me siento feliz”…
En
tus catorce lo vital era crecer y curiosear, como ahora y siempre, te
bombardeaban con el nombre de la foto en el cartel. Los autores de las bandas
sonoras y de las canciones aparecían de refilón mientras te acomodabas en el
sitio. Fue a tiempo pasado… cuando llevabas a ver, las mismas películas,
a otras generaciones… te dabas cuenta de la importancia que tuvo y tenía
para aquellos pequeños emigrantes españoles, las melodías y canciones
compuestas por Augusto Algueró. Con sus canciones, los criollitos
brasileños, hijos de españoles nacidos fuera de España, además, de una cura de
nostalgia aprendían y practicaban, sin darse cuenta, la gracia y el salero del
idioma español y los novietes también…Porque de las películas infantiles
españolas en tierra lejana… lo más importante… lo que te quedaba… eran
las acciones de los maravillosos pequeños grandes artistas… y… sobre todo…sus
canciones encantadas.
Se
ha ido Augusto Algueró…
No,
su música dorada
Pues
con esmero bordó
Forjando
en la emigración
Cariño
a la tierra amada
Adiós,
amiguito, escondido…
Dulce
recuerdo de ayer
Blanco
como el piano querido
Música
que sabía a miel
María Evangelina Cobo Zaballa
Castro-Urdiales (Cantabria)