No hay luto que calme el dolor.
Ni bálsamo para las heridas.
El horror estalla.
El horror paraliza.
¡El horror! ¡El horror!
Graba a fuego para siempre
Metrallas en la mañana.
Enmudece.
Toma la palabra.
Cala el espectro
De la Parca.
En cada rostro.
En toda mirada.
Y en el Bosque del Recuerdo
Los muertos descasan.
Los familiares lloran.
Los heridos sufren sin pausa.
María Evangelina Cobo Zaballa
Castro-Urdiales (Cantabria)