La sesión había empezado...
No fue necesario tiempo para percibir la cara de
preocupación de todos los presentes. El alcalde dejaba entrever su solemne
responsabilidad. Y, el verbo
subir se hizo hombre y retumbaba, en las paredes, asustando a los
colgados.
Hasta la cámara miraba con el ojillo rojo de preocupación…Si recortan…igual
me ciegan para siempre…
Y
vino la quita de aquí y de allí… donde… antes fue esto para ti esto para mí. Y
para mi primo y para el primo de mi primo…Y para las primas de riesgo… la
mamma, el papa, y el cuñaooo…
El
déficit del ayuntamiento hace temblar al más sereno. Independientemente, si han
pasado, el cepillo, la escoba o han llenado el cazo; los gestores y
consentidores del atropello económico deberían ser juzgados por imprudencia
temeraria…Y a la calle si no cumplen con lo prometido... ¡Como cualquier
asalariado!
Viendo
y escuchando, atentamente, la exposición de cada concejal se notaba la gravedad
de lo que se les viene encima. Solo dos estaban más contentos que una
trikitixa. Y
la
diarrea verbal acostumbrada.
Corrí
los ricos y ostentosos cortinones para ver las obras. En la plaza del
consistorio, cuatro obreros doblegando el espinazo estaban a vueltas con
maquinas, picos, palas…Estos trabajadores igual ni llegan…
En
esto, oigo una voz guasona nombrando a Unamuno… Nada menos que a Unamuno… Y
decía paparruchadas a lo Francisco Alegre sin
asomo
de pesar…
Miré
a la platea. Serios. Le dejaban hacer. Hasta el ojillo…le miró de reojo y
no pudo evitar luz roja.
Sentí
una repugnancia visceral le hubiera dicho…
¡Ándala! dile
a tú grupo que pague
lo que debe, dos años de agua y uno de alquiler…
¡Ándala!
que os estáis aprovechando de la confianza de una mujer, sola, y le habéis
quitado el único ingreso que tiene para vivir…
¡Ándala!
que ha tenido que ir a la
Guardia Civil y denunciar el acoso del que está
siendo victima…
¡Ándala!
corre ve y di quién
tiene los mil metros que faltan en el haber de la empresa, Conservas Nicola Lo
Coco SA…
¡Ándala!
que la permuta fue por seiscientos y pico metros cuadrados… ¡Ándala! corre ve y
di los
metros que se han restado al patio de luces de la calle Juan de la Cosa , 4…
¡Corre
ve y di cómo se llama el arquitecto…!
Unamuno…Unamuno…Unamuno…
UNA…MU…
¡NO!
Y
me entró la risa…Una risa relajada…risa sin intención de ofensa…como es
habitual en mi persona…Risa que no puedo reprimir porque me oprime el pecho y
el corazón se acelera y el cardiólogo me lo tiene prohibido…Y me río por no llorar…y
me río por no ponerme a chillar y que salten los
cristales que el tambor de hojalata ha clavado, en mi vida.
UNA…MU…
¡NO!
¡No
me callarán!
Ni tú. Ni tú grupo. Ni el secretario del partido. Ni el padre del secretario
del partido. Ni el sindicato.
¡No
hay nada ni nadie que pueda sofocar la verdad! Porque ni se compra ni se vende
el cariño verdadero…
*
Rosa...alcaldía...muchas gracias.
María
Evangelina Cobo Zaballa
Castro-Urdiales (Cantabria)