Fotografía
de: María Evangelina Cobo Zaballa
Apechuga
con lo que viene cantando…Wa.
No
sé si por lo del Tanineto y sus taninas…padres madres hijas y sobrinas…si por
lo de los policías nacionales y municipales, Ojeda, Baudet, Hugo, Lázaro, Joserra y label o ha
sido por el listo del armario…
Que me han vuelto a dar la dosis de vente conmigo…
Que me han vuelto a dar la dosis de vente conmigo…
¡No,
yo, no voy!
¡Qué
no te lo digo a ti, miedoso!
Me
tienes aturrullado…cada día te entiendo menos… ¡Por qué no te callas!
Porque
quién calla otorga, Watson, y de otorgar ¡nada monada!
Morena…Ten
por seguro que el inspector de Cruces es amigo de Carlos, “cabeza de pepino”,
para que nos entendamos...y que está metido en tú secuestro…Y que te quiere echar el guante…
¿El
guante? Me da igual. Como si quiere echarme el calcetín. Lo que no voy a
consentir es que esa banda de desalmados me esté controlando en nombre de quien
sea. Si son policías como si son ministros. Si heterosexuales, como si son del KKK. Todos somos iguales. Y mi trato es de
igual.
Ya…tú
como la veleta…Y/ la / veleta/ y/ la/ veleta/ si/ el/ viento/ no/ la/ mueve/
ella/ está/ quieta/
Hala,
toma y calla…Te acuerdas el episodio de Castellón…- al entrar, en el
apartamento, sentí un temblor y un picor
espantoso. Fui corriendo a buscar ayuda para ver qué demonios era.
Gracias, a las buenas amistades que mantengo vinieron y me dijeron que parecía
como química para el tratamiento del cáncer…
¡Menuda
bosta!
Pronto,
Watson, cariño…archiva y no te enfades…
Ayer,
sábado, estuvieron de ronda, los
cuencas, familiares del ex sacerdote, chanclas. Por la mañana no pasó nada. Por
la tarde, después de hacer el vía cruces
me acompañaron hasta el DIA. Salí, del hiper, y me fui a la tienda de
Belmonte. Mientras, estaba dentro, fuera
se paseaban los acosadores del gremio, Ali Baba. Me fui a casa. Entré en el
portal. Sin novedad. Al salir del ascensor,
en la planta de mi piso, el mismo
temblor y resquemor. Cómo la vez en Castellón, me atravesó pecho y garganta. El corazón parecía que me iba
estallar. ¡Están furiosos! Así acabaron con Jacinto.
¿Pero
qué dices?
Perdices,
Wa, que se quieren comer las perdices, cuanto antes, y les estorbo… del mismo
modo les estorbaba el difunto, una vez de haber otorgado poderes
y más que poderes a terceros.
¿Y
cuantos poderes firmó tu esposo mantecoso?
Que
yo sepa… en la notaria de José Graiño de Castro-Urdiales otorgó poder, sin mi
conocimiento, a Victorino, el socio de
Conservas La Castreña
y a Sr. Don Pedro López Bengoechea.
¿Entonces,
terceros sin tu consentimiento han hecho lo que les ha parecido? ¿Y cómo lo han
aprobado?
Con
el arte de la magia borrax. Y a ver si metes en el disco duro que…Yo, jamás
tuve un esposo. Tuve un monstruo. Quería que me prostituyera…como quería el hermano, del sobrino, del cónsul de
México, Fernando Sombramala.
¿Sabes,
Watson, que durante mi vida sólo he recibido
un abrazo de amor? Es más, lo tuve que pedir. ¡No quería dejar este mundo sin
probar el contacto del ser amado! ¡Ummm…Ummm! ¡En la nube para la eternidad!
¡No
jojo!
Eso…
tampoco…Trabajar y trabajar para mantener a
cocodrilos, caimanes, lagartos y lagartijas…
¿Y
por qué no pruebas una sopita? ¡Nos haríamos millonarios!
A
esos, ni metiéndoles en la catalítica… ¡que digo catalítica! Ni en el horno del
obrador de Julita…
¿Qué
Julita?
La
que me dio pan sin pedírselo.
Ay
morena…Los pequeños detalles dicen mucho de las grandes personas.
Si
te puedo ayudar…
Ayudas…ayudas…
¡No quiero ayudas de nadie! Buena me ha salido la ayuda que me dieron…No te
preocupes, Wa, desde los ocho años me he ganado la vida. Y, cuando no pueda
pediré a las organizaciones públicas.
¿Y
qué hace tú abocado?
¡Abocados
anda! Estoy esperando a que, el cara
dura, conteste a los correos electrónicos que le he enviado…
¿Otro
más?
Sí,
Wa, pero no te olvides… tanto él como el resto de reptiles, lo gastarán tal
cual.
¡Jo!
¡Vaya colección de cuatreros!
¿Y
qué hiciste después del tembleque?
Quitarme
la ropa y ducharme, pero, antes corté y guardé un mechón de pelo.
Watson,
por si me pasara algo, imprevisto, junto con el testamento ológrafo, tengo
depositados varios mechones y cortes de uñas. Los íntimos saben que no quiero
que me incineren. ¡Ya me han tenido bien abrasadita los criminales!
Ya…entiendo…claro
por eso la Azucena
te marca el paso… ¿Es verdad que ante sospecha demostrada, cualquier persona
puede pedir la autopsia?
Eso
dicen…
O sea,
que me vas a dejar para siempre
colgado…de un hilo…
¡Ni
lo sueñes chocholo!
Creo
firmemente en la existencia del espíritu. El profesor, Pimenta, me lo
transmitió antes de fallecer. Y su presencia ha transmutado mi cotidiano
calvario, en escuela de conocimiento trascendental. ¡Nos volveremos a
encontrar! Besitos…
María
Evangelina Cobo Zaballa
Castro-Urdiales (Cantabria)