Watson…La
de cosas que acontecen…el sábado pasado, no, el anterior, hacía un viento del
demonio y llovía. Escucho un ruido, en el patín, miro por la mirilla y ¡bam! a toda prisa subía
alguien.
He
pedido, por activo y por pasivo, al conserje, a la administración de la
comunidad, por teléfono, vía e-mail, en persona que, por favor, me comuniquen
cuando voy a tener personas, ajenas a la comunidad, pululando por el tejado.
Bien sean obreros, personal de servicio, ascensores o los que se ocupan, a petición del ayuntamiento, de liquidar nidos de gaviotas.
Bien sean obreros, personal de servicio, ascensores o los que se ocupan, a petición del ayuntamiento, de liquidar nidos de gaviotas.
Les
he explicado que: desde que se construyó el edificio, hasta mí partida a Las
Arenas, en la claraboya de acceso al tejado, había un candado. El motivo del
mismo es muy simple y claro de entender. Desde el tejado el paso a los
camarotes y a los últimos pisos, es casi directo. Les he comentado el episodio
de Fuerza Nueva…Y que la denuncia se interpuso en la Guardia Civil de
Castro-Urdiales…
Pues,
como si cantara misa. Ni cierran el paso, ni avisan cuando van a subir. Lo
absurdo del tema es que han instalado, por seguridad, barrotes en todas las
ventanas exteriores, del edificio, que dan a los patines. Y No te vayas a creer, Watson, que la seguridad
se ha parado en el tercer piso. ¡Nononono! Los barrotes han alcanzado hasta los
últimos pisos. Seguro, por lo del salto con pértiga… En cambio, por seguridad,
dejan llaves a troqué moche. La puerta
de acceso no se cierra. Nunca sabes a
quién te vas a encontrar delante de la puerta de tu casa, en los camarotes o
colgado de un andamio junto a tu terraza. No te avisan cuando van a subir al
tejado. Cuando pasa la inspección de los ascensores. El por qué y el para qué
de ésta gente alrededor del tejado.
A
través de la claraboya, Wa, se te puede
presentar, en las terrazas de los últimos pisos, el rey de roma. Y que conste,
he vivido, en Las Arenas, en una comunidad con más de ciento cuarenta vecinos,
siete pisos y tres familias por planta. Mi piso era el último. El portero, Don
José se ocupaba de todo menos de los jardines y de insultarte. Jamás he tenido ningún
tipo de discusión. Ni con el conserje. Ni con la vecindad. Ni con la
administración. Cuando había reparaciones, averías o tocaba la inspeccione del
ascensor, el portero avisaba o la administración daba el parte correspondiente.
El Sr. Don Rafael Mañeru puede confirmar lo que digo.
Resulta,
Wa, que por el tejado hay un trasiego…Que si el ascensor…que si los
pesebres…que si goteras, una vez…que si goteras, dos veces…que si inundación y van tres…que si nidos de gaviotas…que si los
cuidadores de los nidos de gaviotas…que si las gaviotas…que si lo que el viento
se llevó…
¿No
te parece, Watson, que son muchos pajaritos para un solo tejado?
Inocente
que tienes la cruz en la frente y no la sientes…Me tienes…estoy… ¡So cacho
tonta! Son los de secadura... te están
dando la secada… ¿no te das cuen?
Watson...Watson…
no te embales y sigue archivando…
No
sé la de veces que he tenido goteras.
¡También
aquí, morena!
No
te hagas el sueco…Watson ¡de sobra lo sabes! Estabas presente cuando se
hicieron las fotos y nos visitaron los amigos de averías varias.
Sí,
están que se van…
Nunca
mejor dicho…Están que se van, nuestros ahorros, en derramas y contra derramas.
Mira
lo que te digo, Wa, he conseguido sacar hasta el hilo de la administración… ¡Rediez!
Con
los gremios de la Santa Asociación.
¡Pobrecitos!
¿Dónde van a sacar para comer? Es la crisis…
Pero…
¡Qué dices chalau! La crisis de la poca vergüenza y desahogo a costa ajena.
¿Y
qué pasó con el que subió?
Que
¿qué pasó? Nada, tras él fui yo.
No
irías con aceite hirviendo…que te conozco…
Lo
del aceite…majo… fue para defenderme de los muchachos de fuerza nueva que
subieron con Jacinto, pistola en mano, a las dos de la madrugada…
Bueeeno…Sigue
con lo de pajarito en tejado. Si no me pongo a cantar, La marinera, como el
periquito de Tamara…una…dos…
Estaba
preparado para subir al tejado y no era un pajarito era obrero de la
construcción. Le pregunté que hacía, allí. Me respondió que, durante el pasado
temporal, el viento había levantado la cubierta y que se tenía que reparar.
El
temporal…el temporal… ¿no hace un mes que pasó?
¡Más
de un mes! Y después hizo un tiempo de verano…
Y…
¿entonces por qué vienen a reparar el tejado cuando llueve y hace viento?
¡Eso
le pregunté! También le dije que la cubierta hacia poco se había cambiado…también…a ver si él era de
la empresa que la había instalado o del
seguro de la misma. Me contestó que, no, que él no era trabajador de Holabarria, que era del Silo
o algo parecido y que trabajaba para la comunidad…
Y…
¿lo del hilo de la administración? Suelta hebra…va…
¡A
ti te lo voy a decir, moreno! Para que me vengas a contar el cuento de la buena
pipa…
¿Cuento
de la buena pipa?
Sí,
Watson, atiende… ¿Quieres que te cuente el cuento de la buena pipa?
Sí.
Yo
no te digo ni que sí, ni que no, yo sólo te digo: ¿Que si quieres que te cuente
el cuento de la buena pipa?
Bueno…
Yo
no te digo que bueno, yo sólo te digo
¿Que si quieres que te cuente el cuento de la buena pipa?
Después
del treinta…No es un cuento, morena. Ya verás…bla…bla…bla…
¡Mecachis!
Wa ¡para ya!
Yo
no digo, mecachis, Wa, para ya, yo sólo te digo… bla…bla…bla…
¡Agua va!
¡Agua va!
María
Evangelina Cobo Zaballa
Castro-Urdiales (Cantabria)