Érase
una vez… que se fue… Una niñita que como tenia el pelo rubio, muy, rubio
y rizado sus vecinos le llamaban… Ricitos de Oro.
Era…amable…sonriente…parlanchina…Cuando andaba por aquel bosque encantado
hablaba con todos los animales y las flores se derretían por
brillar, en su delicado ojal. Era la consentida, la mimada de, aquellos,
lugares alejados de la mano de Dios, donde nadie sabía de la existencia
humana ni de su divinidad y que al ver aquella niñita tan rubia pensaron
que era un rayo de luz divino.
Ricitos
de Oro hacía y deshacía a su antojo…elegía las flores que quería
y perfumaba el ambiente con todas las ambrosías de una tierra
virgen e inocente. Todos los animales estaban a sus pies, dispuestos a
convertirse, en alfombra, abrigo o fiambre para su boquita, chiquitita.
El bosque protegía a Ricitos de Oro… la habían advertido que
tuviera mucho cuidado de entrar, en la casita encantada que estaba, en la
esquina habitada por una familia de osos…que guardaban su, único, panel de miel
con garras y dientes.
Ricitos
de Oro tenía… tantos… paneles a su alcance y tantas abejas y termitas
dispuestas a trabajar para, ella, que no deseó el panel de los osos…
hasta… que…
Un
día, decidió hacerse con el prohibido panel. Y se metió, en la casita
encantada, y mientras buscaba la miel probó y destrozó todo lo
que, allí, encontró y se durmió. Cuando mamá Osa encontró a Ricitos de Oro,
dormidita…pensó…pobrecita…Al despertar, Ricitos de Oro, se vio agasajada y
protegida por aquella familia de osos…Y pensó…son… tan tontos… e idiotas… como
el resto… de los animales del bosque… encantado…Mis ricitos de oro les ofusca
y confunde…
Así
que…se instaló en la casita encantada…Su, incontrolable, deseo era hacerse con
el codiciado panel de miel. Mamá osa y sus oseznos estaban muy orgullosos de
acoger, en su morada, aquella, niñita tan amable…Pero…como los osos son
animales que invernan…pensó…vamos a cuidarnos la piel no sea que mientras
estemos durmiendo…y decidió hacer un contrato a Ricitos de Oro…Ricitos de Oro no podía firmar contratos por su condición de divina…y engañó a un barrilero para echar la firma. El contrato sería por seis meses tiempo que duraba el
invernar de la familia osuna. Y, luego, si no acontecía nada y, Ricitos de Oro,
quería seguir viviendo, en la casita de la esquina…se renovaría el contrato…
Pero…he
ahí que… pasaron los meses…Estaba a punto de comenzar el nuevo invernar y,
Ricitos de Oro, no quería hacer un nuevo contrato…quería…una subrogación…
¿Subrogación? Mamá Osa, dijo, ¡ni hablar del peluquín! ¡Ni por más rizos
de oro que tuviera! Y… que si quería seguir viviendo, en la casita encantada,
tendría que hacer otro contrato y que si no… ¡a vivir con la Sarmiento !
Entonces Ricitos de Oro que, todavía, no había encontrado el modo de hacerse con
el panel llamó a su familia y compraron, el secreto de la esquina…y con el
secreto, el patio de luces…Y los golosos animales que olieron la
posibilidad de participar del festín y, por fin, acabar con la casita encantada
y la familia de osos… urdieron el plan de Construcciones Rataplán. Ricitos de
Oro, ocuparía la casita. Y, mientras, la familia de osos invernaba, Ricitos y
sus animalitos se dedicarían a buscar el panel de miel. Por más boquetes que
hacían por arriba y por abajo… no había manera de dar con la ambrosía
encantada…tampoco, conseguía meter miedo, en el cuerpo, y que la
familia de osos dejara la casita encantada, sobre todo… mamá Osa…
Un
buen día… mamá Osa, preocupada por todos los agujeros que aparecían, en la
casita, decidió enterarse quién era, Ricitos de Oro, en verdad. Para
ello contó con, todos, aquellos animalitos que habían sido devorados y
defecados por la, antropófaga, niñita que no era otro que un ser, muy, parecido
al genio de la lámpara de Aladino. ¡Ay! Mi madre! Pensó… es, éste, Rasputin disfrazado de Ricitos de Oro, el que me está desgraciando la casita…
Y
fue, así, Ricitos de Oro, se metió, en la casita con todos sus
animalitos. Trancó, la puerta a cal y canto y la familia de osos no
pudieron entrar. Hasta que, mamá Osa, pidió ayuda a los osos de otros lugares
y, entre todos, consiguieron mostrar al bosque encantado quién de verdad era
la, tal, Ricitos de Oro…
Pero…para
cuando eso…la casita encantada…estaba como un queso gruller…gruyere...completamente
agujereada…y… vertiendo agua por todas partes… Tanto es, así, que una de las
paredes estaba a punto de desmoronarse poniendo, en peligro a los que por,
allí, pasaban. Viendo que la pared se venía abajo, un vecino y morador
alertado, también, pidió ayuda…
Y entre unos y otros, más los afectados, empezaron a buscar a Ricitos de Oro por todas partes. Ella…creyendo su antigua divinidad, se hacía
la remolona…y no aparecía…Entonces, en extremis mortis, mamá
Osa, lanzó un bando por el bosque encantado y los que habían
sido víctimas de Ricitos de Oro se pusieron manos a la obra y lograron
localizarla.
¿Queréis
saber dónde estaba? Estaba escondida, en el cuarto oscuro, revelando las
fotografías que había estado elaborando para intentar engañar, al
bosque encantado. Dicen, que enviaba las fotos de cómo había dejado la casita
encantada…pero…poniendo la culpa a sus afables y encantadores dueños, sobre
todo, a mamá Osa…
Quiso…
pero… la verdadera y única divinidad que para cuando… eso… el engaño y
destrozo de la casita encantada y sus secretos habían visto la luz
pública. Y la documentación y denuncias estaban bien
protegidas, en la casa de la araña Web. Y es, así, cómo se han enterado buena parte del bosque castreño y de otros bosques encantados que, también, han
sido victimas del engaño y de la voracidad de Ricitos de Oro y sus
animalitos… Y colorin…colorado…
* ¡Herrera Copiera! aprende y copia, como
de costumbre, de éste nuevo legado…
* Oso agente especial...como no puede encontrar a una osa...
María
Evangelina Cobo Zaballa
Castro-Urdiales
(Cantabria)