Ayer,
estuve hablando con un viejo conocido…y me dijo unas cosas que no tienen
desperdicio… “…Y es que hay demasiados tontos activos… mientras van por libre,
se comen sus propias idioteces…pero…cuando uno de esos tontos activos ocupan
cargos públicos… ¡cometen una de tonterías!”
Puede
que tenga razón… en cambio, yo, no lo veo, así.
Recuerdo,
a mi abuela repitiendo, sí…sí…tonta…tonta…mierda…mierda… Sucedió, cuando una
mozuela, asidua de la casa, la montó parda…Se llamaba, Claudia, quiero
recordar que culparon, a la pobre infeliz, de la muerte de un gato a la chicoria.
Era, el puchero, donde se preparaba, la achicoria, coloradote y renegrido de
tanto sentarse, en la chapa de leña y carbón. Después, del hierve que te
hierve tenía como perpetuo compañero, un colador de trapo tan amanecido y
recalentado como él.
Todas
las mañanas, desde, el cuarto de los trastos, habitación que
compartía con, Tigre, se escuchaba, el despertar de mis
abuelos preparando los útiles de trabajo y luego, el olor a, “café achicorié”…
Según, contaba mi abuela, Flora, Claudia, metió el Michin, en el puchero.
Estaba muy segura de ello porque, la tal, Claudia llevaba dibujados, en
su piel la última defensa del Misi Fu. ¡Parecía la mujer araña!
La
tarde de aquel nefasto día, como de costumbre, Flora, preparaba un buen
tazón de leche que manchaba, con la pócima que había sobrado del
desayuno. El colador no estaba, en su sitio, pero, restó importancia al
hecho hasta que al revolver, el brebaje, notó que había algo dentro. ¡Qué fatalidad
sacó al animalito cual arpillera!
Solo
la había visto llorar cuando recibía las cartas del Brasil,
fue mi primer dilema, hoy es el día que no se si sentí más
dolor por la muerte del Mis, o, por la aflicción y llanto de mi abuela.
Y Flora, entre lágrimas y quejumbres iba repitiendo por aquel pasillo
desnivelado y crujiente…Sí…sí…tonta…tonta…mierda…mierda…como la pesque…
hoy, en vez de chicoria, vamos a tomar café exprés. ¡Qué le habrá echo el
Menino! Ni que decir tengo que, la Claudia , no volvió a aparecer por casa de la
abuela, en tiempos… Sí…sí…tonta…tonta…mierda…mierda…pero, Claudia, se cuidó,
muy, mucho de no convertirse
en café exprés.
¿Por
qué escaldó al gato? Lo más probable porque la dio la gana. Lo hizo y san se
acabó. Pero, no aterrizó ni por el portal ni por el puesto de los churros… ¡por
si las moscas! Así, que tonta…tonta…pero, hace lo que quiere…y
mierda…mierda…porque no se la podía hacer nada… Esa, era la explicación que
daba mi abuela al dicho popular.
Sin
embargo, existen tontos… tontos… mierda… mierda… que no escaldan a gatos
en chicoria... si no que meten.... en café expres a personas. Y utilizan
todo su poder para que la cocción resulte rápida y sin miramientos. Son
truhanes y truhanas de todos los tiempos. Están como, Dios, en todas las
partes. Son los herederos del cielo, en la tierra. Los que se nutren y se
aprovechan de la buena voluntad de las gentes.
Amorales,
reparten el pastel como les apetece atiborrándose... hasta el
vómito. En este caso, el tonto… tonto… mierda… mierda… tendría el
significado de alguien que se hace el tonto para aprovecharse de los demás.
¿Harían
parte del pelotón de tontos activos estos últimos? ¿O no?
*Forrest Gamp
María Evangelina Cobo Zaballa
Castro-Urdiales (Cantabria)