Don Nicolò Lo Coco Cefalú,
era una buena persona. No se metía con nadie. Hacía una vida sana y metódica.
La comida a sus horas, nada de especial, poca cantidad. La ropa, impecable,
sin lujos. Su
entretenimiento, diario, la partidilla. Su postura, ante, la vida trabajar,
poco, pero, seguro. Sus aspiraciones, las de todo artista. Sí, porque, Nicolò,
era un artista. Artista que ponía, en práctica sus dones cuando la vida se lo
permitía. Cantaba que era un verdadero placer escucharle. http://www.youtube.com/watch?v=sjqHA8x1rOk
En, América, hizo sus pinitos. http://www.youtube.com/watch?v=HrwpwpXw3ekTenía la costumbre de almacenar y experimentar con el vino,
el aceite, las aceitunas,
el queso. Cada recipiente con su debida etiqueta, fecha, nombre, procedencia,
cantidad. Sin prisa, examinaba, cataba y anotaba, sus impresiones. Hablaba,
poco, pero lo que decía, no tenía desperdicio.Mi suegra, se tiraba largas temporadas, en
Italia, Bilbao. Mi cuñada estaba muy atareada. ¡Nada más y nada menos! Tenía que dirigir un piso, con tres
personas, a su servicio, en Bilbao… A
las tres personas de servicio, suma la familia fichera, que cuidaba de su
chalet, en Castro-Urdiales,
sin contar los viajes. Y es
que su maridito era muy, muy, rico y muy poderoso…mucho… pero… que muchísimo…
más que… el nieto de… Juan, el oso…Nicolò, vino a mí casa sin ningún tipo de
problema, como la cosa, más, natural del mundo. Yo, era una niña, veintitrés,
años. Mi suegro, tenía setenta y siete años. Desde que me casé, hasta, la
separación y después, estuve trabajando, en mi empresa, de sol a sol. Para
poder mandar, tuve que aprender todo lo relacionado con la salazón. Durante,
mi primer embazo, cargaba, descargaba, desmigaba, cortaba, salaba, subía,
bajaba, enlataba, atendía a los clientes, me encargaba de las traducciones y de
los contactos, con Alemania, Bélgica, Estados Unidos…
-Tú, sinvergonzona, que vives, en el
edificio, Don Juan. Sí. Tú, vieja, avinagrada, mal pensada y atravesada… Nadie
me tocó, antes, de casarme y muy poco después. So… cacho pendón, reprimido…
¡Entérate! De tiempos, inmemorables, existen cosas peores que no ser virgen de
cuerpo y es… no ser virgen de alma y, tú, eres una profesional, desalmada. Y
con lo pelleja que eres… sin solución ¡Perdónala señor porque no sabe lo que
dice! –
Mi suegro, era una enciclopedia viviente,
en muchas materias y en la salazón, artesanal, un experto. No se llevaba
nada bien con Jacinto…secretos de familia…
Preparar, comida y cena
a mi suegro, no me suponía ningún disgusto, si no, todo lo contrario. Nicolò,
dejó de trabajar en
la fábrica, durante, un año para ir
a América y reencontrarse con su hermana, Conchetina.http://www.youtube.com/watch?v=Qy6wo2wpT2k
Poco a poco, fue dejando de
trabajar para el Consorcio. Nosotros, acabábamos de empezar por nuestra cuenta.
Mi suegro, estaba muy contento por como nos iba. Tenía, verdaderas, peloteras
con Jacinto que, yo, nunca presencié, porque las riñas se daban en casa de la Rua. Pero , cuando mi
suegro venía a comer se deshogaba. Si había una
cosa que mi suegro, no, soportaba era, el desbarajuste. Y, según él, los,
Sanchospanza, así llamaba a los, tres, ricos tigres, hacían lo que querían y
tenían, tanto, la mercancía, como, los útiles de la empresa, manga por hombro.
Acostumbrado de toda la vida a trabajar, pequeñas, cantidades, no le cabía, en
la cabeza que, comer y sorber no podía ser. Y, aunque, le intentaba convencer
que, éra momento de comprar, al máximo, por el bajo precio de la
pesca y que lo demás se iría solucionando, paso a paso. Bien,
por la edad o por su
filosofía de vida, no lo entendía. Pero, para mí, que estaba noche y día, en
contacto con la mercancía, tener a un entendido en la materia, era un lujo, a
cuidar y a mimar. Siempre que podía le guisaba lo que más le gustaba, unas
patitas de cordero…Que si un salmote, al horno y a la siciliana…unos callitos
con un pequeño toque de pimienta. La caponatina… ¡Nos llevábamos de maravilla!
El caso es que cuando tenía dudas,
sobre, la pesca, fuera lo que fuera, preguntaba a mi suegro…
Entonces, la industria de conservas utilizaba los
barriles de plástico, pero, en la conserva de salazón, aún, se trabajaba con los de madera y
llevaban, un trabajo constante y detenido. Se tenía que cuidar de su estado,
casi, a diario, porque los flejes que sujetaban, la madera se oxidaban y
si perdían la muera… ¡adiós, pan… adiós, vino… y adiós, pesca de Lococolino!
Cuando veía que la pesca se estaba
poniendo, un poco amarilla, llamaba… a mi suegro. En uno de estos
contratiempos. Le llamé al Bristol. Dejó la partidilla. Le pasé a recoger. Como
de costumbre, nada más llegar, a Samano, de
inmediato, se ponía manos a la obra, observaba, los barriles, uno por uno.
Los mandaba tirar al suelo, para vaciarlos. Una vez en, el suelo, separaba, el
mazacote de pesca, en diferentes partes. ¡Olía que apestaba! Lo primero que
decía era, éste, no tiene solución, fuera… Así, hasta, seleccionar los que,
aún, tenían remedio. Cogía con las manos, una pequeña muestra del barril, la
manipulaba, se miraba las manos, las secaba con sigilo, en un paño blanco,
observaba las manchas que dejaba. Abría, un puñado de anchoas por la mitad y
vuelta, con la misma operación. Finalmente, metía, en diferentes latas, un
puñado de los barriles seleccionados y los
llevaba a casa. En la cocina, con
una navaja iba raspando y separando, las partes que estaban amarillentas.
Luego, como el gran artesano que era me
decía…falta… sal…tiene...
escasa prensa…estos, Sanchospanza, así llamaba a los hermanos… no, han puesto
la muera precisa y vamos a tener que tirar, el barril…Por eso lo estaban
escondiendo. Resmungaba y repetía preocupado ¡la ruina *(1) “pichirida”!… ¡la ruina
“pichirida”!
A pesar de, tener que someterme a su horario de comida y cena y algún caprichillo, que otro. Tener a mi
suegro, era como tener, al experto profesor. Siempre, dispuesto a atender, tus
necesidades, sin protestar y haciendo de la clase, entretenimiento y sabiduría.
Fueron muchas las veces que, Nicolò, paso
en mi casa… Tantas, cuantas, mi suegra se tiraba fuera…Tantas, como, mi cuñada
estaba atareada y tantas, cuantas, Jacinto, se pasaba, en Castellón de la Plana o
Dios sabe dónde…
Fueron muchas las cosas que contó…entre
ellas…Dónde guardaba, los secretos familiares y como había tallado, el mueble,
su escondite. Le prometí no contar, el secreto, a nadie, salvo que a, él, le
pasara algo…Me dijo sólo lo sabe una persona…
No, fue mí suegro quién urdió toda ésta
patraña. No. No, fue Don, Nicolò Lo Coco Cefalú, quién emponzoñó, la herencia de, Jacinto Cortázar
Urresti y de Narcisa Zaballa Castañondo. ¡No! Fueron las manos, empuñetadas,
cobardes y avariciosas del… Ilmo., y Exmo., Gaetano Lo Coco Cortázar. ¡PORCO!
* La Inmobiliaria Diodon SA, tiene en su buche, además, de las
viviendas sociales. Dos, pisos, en Madrid, comprados, con dinero de mis gananciales. Gananciales
que han engullido, la
familia, Lo Coco Cortázar ayudados, en el nuevo robo, por los cuatro de siempre y el del tambor…
*(1) Pichirida
María Evangelina Cobo Zaballa
Castro-Urdiales (Cantabria)