martes, 15 de enero de 2013

CASTRO Y LA FOFOCA






Después de sanear las trampas y embargos, en las que había metido, Jacinto, a sus dos hijos.
Ya, sabes, Watson,  bajo la dirección de su hermano, Gaetano, la ejecución de la notaria, Arenal, y, el   peso de su ilustre  corona y abolengo jurídico; tomamos la única vía que creíamos tener.
Profesionales de la enseñanza abriríamos una academia. El lugar que reunía las condiciones  era Castro-Urdiales, cerca de las Arenas y de Portugalete. El mercado estaba poco explorado. El precio del local, más, barato y éramos conocidos por utilizar métodos pedagógicos  para un aprobado con éxito.
Se compró el piso, en Juan de la Cosa, 4-1º,  con hipoteca. El piso serviría para mantenernos y para que mis hijos tuvieran experiencia oficial de sus prácticas y capacidades.
-Para acceder a un primer trabajo se tenía que demostrar tener tres años de experiencia laboral… ¡Una de tantas idioteces discriminatorias y abusivas impuesta por los listillos en el  país del enchufe!-
Antes de convertir el piso, en academia de estudios, funcionaba como empresa. No hubo problemas para la licencia de actividades económicas. Adecentamos el inmueble para que reuniera lo que la ley estimaba.
Cuando el caramelo estuvo a punto, reunimos a los vecinos y sin ningún tipo de documento escrito acordamos que  nos encargaríamos de la limpieza del portal y  escalera. No cuando nos tocara, como es habitual, sino que puesto que el trasiego de alumnos era abundante nos encargaríamos de su limpieza mientras estuviéramos ejerciendo en el.
Yo, fregué el portal y la escalera a diario durante años, alumnos y familiares pueden dar fe de lo que digo. Otra de las cosas que se hizo, en beneficio de los vecinos, fue dejar conectado al contador eléctrico de la academia, un timbre automático. Esos, fueron los beneficios que aportamos sin tener ningún tipo de obligación. Es más, cuando decidimos cerrar la academia por los gastos y desgracias que nos habían aportado, las obras del Hotel, en Portugalete. El piso, se alquiló a otras profesionales de la enseñanza y, ellas, además de cumplir con el pago del alquiler y demás servicios, se comprometieron y mantuvieron los compromisos que, yo, había pedido que se mantuvieran. Siempre, en beneficio de los vecinos del edificio: la limpieza de escalera y mantener el gasto de la luz del automático, ajeno. Y, más, aun… la academia no pudo alquilarse durante unos años y a pesar de ello seguimos pagando la luz y manteniendo el automático.

-Querido, Watson, que ingratas y olvidadizas son ciertas personas… Y… que sinvergonzonas, abusonas, deslenguadas, chuponas, arrastradas, calumniadoras y delincuentes de la corrupción organizada son otras…
¿Elemental? ¿Elemental? ¡Vete a hacer gárgaras tú y tu elemental! Que con el recortié… ¡no voy a poder ni mandarte a hacer puñetas! Que no sé porque me parece que  de pasearte a diario, en charcutería de lujo, ¡me estás oliendo a lomo trufado!-

Cuando cerré la academia pedí  a la persona  que lleva las cuentas de los vecinos,
-Sí, Watson, sí, hay una cuenta, en Caja Cantabria, a nombre de dos vecinas y en, esa, cuenta  se deposita la cuota estimada. Las derramadas derramas se pagan a parte-

que  retirara el automático de mi contador de luz porque no podía permitirme el lujo de estar pagando la luz por más tiempo. El piso llevaba sin alquilar dos anos, las facturas de luz certifican los hechos. Hizo caso omiso a mis ruegos. No avisó a la persona que usaba el automático y cuando se cortó la luz,  me culpó privada y públicamente de lo miserable que, yo, era.
Pero, es que todavía hay más…Cuando el albañil que vino a arreglar,

-otro, de los tantos desperfectos ocasionados por las continuadas inundaciones de los inquilinos de la Sra. Doña, Carmen Abio Urrutia y del local de la herrería-

necesitó toma de luz para un taladro…y tuvo el valor, de no dejarnos la toma. ¿Qué te parece?
¡Cada uno obra a su modo y semejanza y se despacha cuando le viene en gana! Por eso, Watson,  ahora, me voy a despachar y tirar de la cadena para que se airee, solo, lo preciso. Porque como siga tirando de la cadena…

- Eso  le dije a la querida, reconocida, trabajadora y sufrida Sra. Doña, Valentina, ex encargada de mi fabrica, en Santoña cuando constaté y comprobé,  con éstos ojitos, el desastre que estaban originando   ,dos, ojeteras liberadas y  cagonas. ¡Valentina y un grupo de trabajadoras sabían que, yo, quería hacer una cooperativa! Pero, los mandatarios  de AnosAnas& HermanosHermanas SA, ya, habían decidido por mí.-

No obstante, no voy a omitir ni olvidar los buenos y amables tiempos. La academia iba viento en popa y la mar estaba serena. Era el canto de sirenas las que inundaban las aulas y no las bostas merengadas. Yo, me pasaba la vida cuidando de que la economía familiar casase sin disgustos. De casa, a la   Academia. Y, en la carretera de las Arenas a Portugalete y de Portugalete a Castro-Urdiales.
Un buen día, me llama, la Sra. Doña, Isabel Llamosas Posada, y me dice que habían restado metros, en el patio de luces del edificio. Tuvimos un primer contacto y tomamos cartas en el asunto. La Asociación de Consumidores de Portugalete, estaba a mano, concerté hora para tratar del tema, a saber, la resta de metros del patio de luces, sito, en la calle Juan de la Cosa, 4, por la obra que se estaba llevando a cabo y rabo, en la calle La Mar, 18.
Fuimos atendidas y orientadas las mil maravillas. Las directrices fueron, ir al catastro, informarnos, solicitar copia de la estructura y medidas de patio  y con el resultado  presentar una denuncia, en el ayuntamiento de Castro-Urdiales. Dejé los asuntos pendientes y de inmediato me trasladé  al catastro de Santander, con la Sra. Doña, Isabel Llamosas Posadas, el Sr. Don, J. M. Santamaría Helguera, también, propietario.
En el catastro, se decidió que, ellos, solicitarían el certificado a su nombre. Cuando recibió del catastro la prueba  de que habían restado metros,  llamó por teléfono, a las Arenas, para comunicarme el resultado. Se acordó que ellos harían la denuncia recomendada por consumidores en el ayuntamiento. Colaboré con los gastos de viajes, consultas y otros, y, dejé en manos de los vecinos el desarrollo de los hechos.
¿Y qué paso con el patio?
¡Hasta, hoy, querido! Y, cuando preguntaba a la Sra. Doña, Isabel Llamosas Posada, por el desenlace de la denuncia respondía  como, el gallo  Kirico… si le he visto no me acuerdo…
A partir de la resta de metros, en el patio, la Sra. Doña Isabel Llamosas Posadas, restó las llamadas, las consultas, las reuniones de vecinos, la obligación de dar cuentas de los gastos y su respectiva toma de decisiones votadas y compartidas por todos. Restaron, todo, menos el pago de lo que decidían, sin, previo aviso de reunión ni consulta. He intentado por todos los medios, verbales, telefónicos, que:
Avisen, cuando y dónde  van a realizar la reunión de vecinos. Copia de todos los documentos referentes al edificio: resta de patio, obras, siniestros, seguros. Rindan cuentas de gastos y movimiento de la cuenta de Caja Cantabria. Copia de las facturas de los gastos del edificio. Y, nada de nada.
¿A qué se está repitiendo la historia de Portugalete?

Por cierto,  Watson, la Sra. Doña, Isabel Llamosas Posada,  ha dicho delante de los vecinos que, yo, no pago y que no limpio la escalera. Lo que se dice, se tiene que demostrar con documentos… ¡No con boquita de piñón! También,  que le han dicho que si, yo, he dicho. ¡Tú bien sabes, querido, que cuando me decido a decir algo  me cuido muy mucho de poderlo demostrar!
Lo que digo a, todos, y en todo lugar  en el que me preguntan es que:
* Tengo derecho a conocer qué pasó con la resta de metros del patio de luces del cual se encargaron  denunciar los dos vecinos y cuyos gastos compartí.
* Tengo derecho a saber, día, hora y lugar donde se realizan las reuniones de vecinos.
* Tengo derecho a que el anuncio de la reunión esté expuesto, en el portal durante quince días.
* Tengo derecho a que obras o desperfectos que sean del edificio se me comuniquen y que se me de copia de la factura.
Mis obligaciones las he cumplido con creces, en todos los aspectos y lo demostraré con documentos.
Con respecto a la limpieza del portal y de la escalera, sabes muy bien, Watson, que el local está alquilado al Sr. Don, Rufino Díaz Helguera, y que es utilizado por, AXC. En el contrato que firmamos, el mencionado señor, y, yo, siempre, en beneficio de los vecinos, se precisó que el arrendatario se haría cargo del mantenimiento de la limpieza del portal y de las escaleras.  
Lo único que comento con buena fe y la gracia, acostumbrada, es lo siguiente: “Me parece que me voy a oscurecer la piel, decir en sustrato de lengua africana, “fofoca”,  en Saharaui, “habibi” o en árabe, “sucran” para obtener un trato afable"
¡Ja! ¡Pues va a ser que no!  Como va a ser que, ¡no! que, vecinos realicen, por obra y misterio del espíritu de la golosina las obras que quieren, sin licencia del ayuntamiento, y, por consiguiente, sin el pago contributivo  de las misma… Y, como que,  también,  va a ser que, ¡no! Pues,  que vecinos de, Castro-Urdiales, no disfruten del  derecho a una vivienda social y, otros, sin ser castreños, desde, niños la tenga en reserva Apache. ¿Vale?

“El artículo 451 del Código Penal castiga al que "con conocimiento de la comisión de un delito y sin haber intervenido en el mismo como autor o cómplice, interviniere con posterioridad a su ejecución ocultando, alterando o inutilizando el cuerpo, los efectos o los instrumentos de un delito para impedir su descubrimiento". 



María Evangelina Cobo Zaballa
Castro-Urdiales   (Cantabria)