jueves, 22 de noviembre de 2012

AZUCENA UNA CHICA BUENA





Ayer fue un gran día.Watson, estuve con la flor y la nata de la ciudad paseando. ¡Que delicia! Voy al notario y antes de entrar estaba Olabarria.  Y, se sucede el  encuentro de navegantes. El hijo de Bosco,  descendiente de conserveros italianos.  En el solar de sus antepasados realizaron viviendas sociales como en el de los abuelos de Jacinto Lococo Cortázar. ¡Qué casualidad! Y su hermana presenció mi secuestro, en Cruces porque estaba en la sala de espera de urgencias ¡Qué casualidad!
Salgo del notario y me encuentro paseando a otro, asiduo, navegante. El primo de Chusmanu, el que, dicen las malas lenguas, arreó a la parienta más que a la burra de La Arenera. ¡Qué casualidad!
Luego, se abre la danza de los siete cabritillos. Nada más dar la vuelta y de frente otro de los habituales. El amigo del marido de la Lilium Martagón, alias, azucena. Entro, en la plaza, y, la mujer y cuñada del amigo del marido de la Martagón...

- Martagón...Martagón...¡Ay va! Me sonaba ese nombre y esos hechos como algo familiar...Martagoncita... ¿estás ahí? ¿Sí? Pues, a soltar la perrilla...¡Alhaja!-

Hago la compra y los tontos del bote dando vueltas. A ellos, se unió, el amigo del hijo de la Lilium Martagón. Un joven, medio arrubiado y que cojea que, también, hace parte de la rondalla.
Y pensé…Marilyn Morro. Pues sí, Watson, sí, Marilyn Morro, paseándose en la misma cera. Su marido navegante. Su hermano navegante ¡Que casualidad! Y me pregunté… ¿Por qué me rodea ésta gente? Porque son navegantes y tienen que navegar, ¿Watson? No, porque estamos en tierra. Entonces… ¡Re contra pelo! ¡Por el extrapelos! Elemental, Evangelina, elemental.
Y claro… el emporio está en el ambigú de la flor de Secadura…Y digo, ¡y a mí que me importa los extra pelos! A ti no, pero, a los pelones, pelillos y pelucones que están metidos, en vinagre… esperando que les hagan la permanente puede que, sí, les interese hacerte una depilación sin cera, a lo nazi. ¡Venga ya, Watson! La época de los extra pelos y del vinagre para la permanente pasaron a la historia...¡Nunca hemos estado tan cerca querida! Como siga el tijeras...Las recortadas, no vamos a necesitar hacer la permanente o se nos riza el pelo del susto o calvas para la eternidad.
¡Ay va!  ¿A ver si va ser por lo del padre? Porque… mi padre falleció, en casa de mi tía Concha. No podía ver al italiano ni, en pintura…En Castellón de la Plana, medio, Grao sabía de las aberraciones de Jacintín…Pero… ¿y porque la Azucena  tiene miedo de que yo diga nada? Si… yo… no voy a decir nada de nada. ¡Te lo prometo, Matagón, la de los rubios cabellos!
Yo, no voy a decir nada porque,  a mi, me lo dijeron, en el hospital de Cruces que tu padre se había intentado tirar por la ventana varias veces y que pedía a gritos que quería ver a su hijo. Contaban los compañeros de habitación que  cuando escuchaba que el padre del rey estaba rodeado de los suyos…y…él tan solo…se despachaba a gusto. Una de las personas que iba a visitarle era Abascal…
Yo, le vi y puedo afirmar que es verdad. Y a pesar del gran temor que me hizo sentir durante mi niñez probé, en el reencuentro de aquellos dos acérrimos enemigos, una gran dosis de comprensión y humanidad.

Watson, fíjate bien en el mozo que está sentado en la parte derecha de la foto y no le pierdas de vista. Ya te contaré…


* Son las mujeres de Babilonia. (¡Ay va!)
 Zarzuela: La Corte del Faraón
Música: Vicent LLeó
Ana Belén



María Evangelina Cobo Zaballa
Castro-Urdiales    (Cantabria)